viernes, octubre 15, 2010

Robots-mineros (porque alguien tiene que decirlo)

Hace unos 60 años, Isaac Asimov comenzó a escribir relatos de robots. En estos relatos (que son parte de los que le catapultaron a la fama inicial) los robots son descritos como maquinaria industrial que se usa para diversas tareas peligrosas. Son enviados a diferentes lugares del sistema solar (planetas, lunas, asteroides, …) como robots prospectores, mineros, controladores de complejas estaciones de energía, ... Pero esta útil maquinaria nunca es usada en la Tierra por lo que en los propios relatos se describe como "el Complejo de Frankenstein": las personas se sienten amenazadas porque estos seres artificiales puedan sustituirlos en sus trabajos. El climax de este sentimiento anti-robótico puede encontrarse en la novela Bóvedas de Acero en el que existe todo un movimiento clandestino anti-robot, los medievalistas, que intentan sabotear la presencia —impuesta desde fuera— de éstos en la Tierra.

Ahora volvamos al presente y al Mundo Real™ y a todo el alboroto del rescate de los 33 mineros chilenos. ¿No es obvio que la minería de profundidad es una actividad lo suficientemente peligrosa para el hombre como para justificar el uso de maquinaria que le sustituya? Si un robot queda atrapado en una mina, simplemente se desecha y se sustituye por otro robot. Si un robot queda destruido en un derrumbamiento, son pérdidas materiales, no humanas. ¿Acaso no merece más la pena invertir en prevenir, que en curar? Obsérvese que toda la legislación de seguridad laboral que ha ido desarrollándose durante los últimos años se basa en eso: en la prevención. Los requerimientos de cualquier ingeniero que se precie de serlo, en cualquier campo o actividad, siempre incluyen evitar o mitigar los potenciales problemas antes de que éstos ocurran: se llama buenas prácticas.

En definitiva, que si hay una posibilidad de no arriesgar la vida de los mineros, debería ser investigada y desarrollada. Aparte que, desde el punto de vista económico, los robots trabajen 24/7 horas, en condiciones adversas y probablemente con bajos parametros de seguridad, lo que es de esperar supondría una mayor eficiencia y productividad, y por lo tanto beneficios. Así que, se mire por donde se mire, el futuro de la minería de profundidad parece pasar por estos aparatos, excepto que... con el Complejo de Frankenstein hemos topado.

¿Han oído ustedes a alguien echarse las manos a la cabeza y decir "¡Por Dios, que alguien sustituya a esas personas por máquinas"? ¿No, verdad? Sin embargo, en cualquier otro ámbito —digamos que poner cámaras capaces de ver más allá de la ropa en los aeropuertos— no les verán objetar contra el uso de la tecnología por mor de una "mayor seguridad". Debe ser que los trabajadores de una mina tienen el halo romántico del que carecen los seguratas de los cacheos.

Evidentemente hay un doble rasero que nadie va a reconocer. "Porque supone pérdidas de puesto de trabajo", oigo decir. Aunque es cierto que alguien tiene que diseñar, y construir, y vigilar, y mantener esos robots, yo creo que es cierto que se perderían puestos de trabajo. Esto es así, pero es que ha sido así siempre: en este blog creo que estamos cansados de hablar de industrias enteras que se fueron al carajo porque el progreso científico las dejó fuera de juego. Y sin embargo, cualquier movimiento en contra lo identificamos por lo que es: reaccionarios. O conservadores. En el más estricto sentido de la palabra.

Como no he oído decirlo (o escribirlo) a nadie, lo voy a decir yo: los mineros deberían sustituirse por robots-mineros. He ahí un campo claro en el que dedicar inversión en I+D.

Y si no nos parece bien, pues vale. Pero si no tenemos ninguna intención en progresar, entonces se le da la razón a aquellos que recortan los presupuestos de investigación. ¿Para qué gastar en algo que luego no se quiere utilizar por si perjudica a los mineros, a los escritores o a los vendedores de gominolas?

¿Provocador? Sí. ¿Verdad? También.

3 comentarios:

Salmonoide dijo...

Creo que tú mismo has dado la respuesta: económica.

Cuando hay factores económicos, todos los demás se relegan a un tercer plano. No busques más.

Lo que sí buscamos (todos) es el rendimiento a corto plazo. Esto no es bueno, es simplemente una realidad. Invertir en esos robots que nos salvarían vidas y mejorarían rendimiento supone una derrama inicial cuantiosa y posiblemente poco defendible en ámbitos empresariales donde priman los beneficios inmediatos.

Si a eso sumamos la barata mano de obra actual, la rápida (como con todo aparato electrónico) obsolescencia de los robots, y su caro mantenimiento, empieza a no cuadrar la cuenta. Y no olvidemos que todo eso son beneficios potenciales a largo...

Al final yo creo que volvemos a la vieja pregunta ¿Cuanto vale una vida?. Pues como bien sabemos todos, depende de la de quien. La mía, mucho, la de otros, bastante menos... la de mis trabajadores... pues eso me lo fija el seguro.

Un caso extremo. Que la vida de tus trabajadores valga lo máximo: la tuya propia. Si un trabajador muere en su puesto de trabajo, palma el empresario. Ahí lo tienes, robots desde el primer dia.

Anónimo dijo...

He trabajado como puro obrero sin cualificacion y he visto como se instalaban maquinas/robot que han provocado despidos, pese a que son caros y su puesta en servicio ha obligado a muchos tiempo y esfuerzo de puesta a punto y a alterar o incluso destruir rutinas de produccion que funcionaban bien y generaban sueldos y sustento para familias.

Lo peor de todo es que no siempre la mecanizacion significa mejora en productividad ni calidad, aunque finalmente las cosas terminan saliendo, puesto que antes de comprar se ha visto una demostracion, aunque raramente los parametros de una demostracion se comparecen con la puesta en produccion real.

En realidad lo que se revela es una clamorosa imcompetencia por parte de la instancia directiva que no sabe tratar con personas y por lo tanto prefiere robots. Pero luego ¿a quien va a vender lo que producen sus robots?

La mecanizacion inteligente es aquella que sin sustituir a las personas mejora su productividad. Pero como el trato con las personas no es inteligente se opta por la mecanizacion que las elimina, aunque finalmente no haya a quien ofrecerles lo producido.

Javier Cantero dijo...

Dubitador, no es un problema de mecanización inteligente o no (eso no existe). De lo que hablas es de un problema de reparto de la riqueza, que es otro tema diferente. Imagínate que los trabajadores son los dueños de la mina. El mecanizar, y por lo tanto producir más significa más beneficios* para cada uno de ellos (aparte de menos trabajo, claro). En ese caso no existe mecanización más o menos inteligente, y en los demás tampoco (por extensión).

Por otro lado las preguntas del estilo "¿a quien va a vender lo que producen?" son preguntas erróneas fruto de la visión consumista que nos han imbuido. Con recursos limitados -racionados- sólo van a recibir recursos transformados aquellos que los posean. Para el resto... no hay, así que no hay ninguna necesidad de que consuman. Sí, es el fin del modelo consumista, pero nadie dijo que fuera a durar para siempre.

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* en realidad esto es bastante matizable, pero aunque sea una simplificación vale para lo que quiero plantear.